2/12/2011

Temperatura de color

Saber controlar la temperatura de color de una imágen es impresindible para obtener resultados correctos en nuestras imágenes a grabar, tomar fotos en días de sol o nublado influye por la sencilla razón de que la temperatura general de los colores cambia. Esta temperatura se mide en Kelvin y puede ir desde valores de mil, que correspondería a lo ofrecido por la luz de unas velas o cualquier fuente de luz, la bombilla incandescente de toda la vida tiene una temperatura de 2700K aproximadamente, hasta valores de diez mil, que podría corresponder a los primeros instantes del amanecer o del ocaso. ¿Como controlar esto en una cámara réflex? Simplemente variando el balance de blanco según la situación.

Podríamos decir que durante el amanecer, o en un día especialmente nublado y gris, podríamos alcanzar temperaturas de diez mil grados Kelvin, mientras que en las horas donde el sol luce en todo su esplendor, podríamos alcanzar temperaturas de 5000K a 6500K, que es lo que se conoce como luz día. Al atardecer, cuando el sol ya ha desaparecido del horizonte, la temperatura de color puede descender hasta los 1000K, propiciando que se vean colores muy “anaranjados”.
En las cámaras digitales tenemos diferentes configuraciones que nos pueden ayudar a calibrar correctamente los colores de nuestras fotos. Según la cámara que tengamos podremos definir el balance de blanco más al detalle y conseguir reproducir unos colores naturales.

Postprocesado:
Las actuales herramientas de postproceso como Lightroom o Aperture nos permiten variar el balance de blanco con la fotografía ya tomada, siempre que hayamos disparado la misma en formato RAW. De esta manera podremos corregir una foto para que se representen los colores de la misma correctamente, aunque también podremos falsearlos para intentar emular un tipo de fotografía antigua o desgastada.

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